He despertado y el sol había salido.
Aunque era verano una suave brisa enfriaba las calles.
He sentido los papeles que arrastrados por viento se arremolinaban en cualquier rincón y me he sentido uno de ellos, arrojado en cualquier lugar como algo que deja de ser útil,
Y he sentido el cariño convertido en un papel roto.
Y he sentido que ser feliz es un pecado de avaricia.
Y he sentido la entrega convertida en debilidad.
Y he sentido la amistad menospreciada.
Y he sentido la lealtad traicionada.
Y he caído en la tristeza que te retuerce el estómago y aprieta el corazón.
Pero el suelo el fuerte y cuando caes te golpea y te retiene y ya no puedes ir mas bajo, solo te queda sentarte y ponerte de pie, y mirar otra vez el sol que sale cada día e ilumina tu ciudad, la que fue tu ciudad y que sigue siendo la misma y hacerte la ilusión que otra vez será tu ciudad, que la volverás a caminar, que te llenarán el alma sus casas de colores y las gentes que la habitan, su luz y su movimiento.
Ponerte de pie y caminar, y mirar adelante y pensar y sentir una nueva vida y buscar a los amigos que parecen escondidos o abandonados, y buscar a los amigos que todavía no conoces y a los que ya conoces.
Y construir un nuevo intento del cariñoo
Y construir un nuevo intento de la felicidad
Y construir un nuevo intento de la entrega
Y construir un nuevo intento de la amistad
Y construir un nuevo intento de la lealtad
Y seguir viviendo, y cuando llega la noche recordar la triste belleza de los versos de Neruda:
POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
¡Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos!
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
¡Que importa que mi amor no pudiera guardarla!
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Yo no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise..
Mi voz buscaba al viento para tocar su oÃdo.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda, poeta chileno (1904-1973)
El Beso Auguste RODIN (1840-1917) Le baiser, 1886, mármol
Archivado en: Arte, Escultura, Literatura, Personal by admin |
0 Comentarios »