Superando las limitaciones actuales de las memorias magneticas
De la misma manera que nosotros tenemos problemas con nuestra memoria, para recordar datos que creíamos saber, los sistemas que usamos para almacenar información, también encuentran dificultades, y pueden perder su información.
Uno de los medios más empleado para almacenar datos, es el disco duro. En muchos de ellos, la información se guarda orientando la imanación de las partes que lo componen usando un campo magnético externo. Si queremos aumentar la capacidad de almacenamiento de información de los discos duros, podemos reducir el tamaño de esas partes que lo componen, llegando al límite de obtener partículas de tamaño nanométrico (1 nanómetro es la millonésima parte de un milímetro).
Una vez en este punto, es importante introducir el concepto de anisotropía magnética, que es, por decirlo de una forma sencilla, el impedimento que presenta un material a que se varíe su la dirección de su momento magnético. Para que las partículas no pierdan la orientación del momento magnético que les hemos dado, necesitamos que tengan propiedades de anisotropía magnética específicas.
Al trabajar con partículas tan pequeñas, la temperatura juega un papel fundamental, ya que la cantidad de energía, que necesitamos para cambiar la dirección del momento magnético de las partículas, disminuye a medida que reducimos su tamaño. Llegado cierto tamaño de partícula, debemos trabajar a muy bajas temperaturas para que ésta no pierda la información. Si aportamos energía a una de estas partículas, por ejemplo aumentando la temperatura, la dirección del momento magnético de esta cambiará, y por consiguiente tenemos pérdida de información.
De manera que, si queremos reducir el tamaño de las partículas para aumentar la capacidad de almacenamiento de información, tenemos dos opciones: enfriar las partículas, que es posible pero bastante costoso, o mejorar las propiedades de anisotropía magnética del material.
En el grupo ORBIMAT del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA), centro mixto de la Universidad de Zaragoza y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, trabajamos, además de otros temas, en el estudio y mejora de la anisotropía magnética de los materiales.
A través de nuestras investigaciones pretendemos entender qué relación existe entre la anisotropía magnética y la estructura de los materiales, para poder disponer en un futuro de mejores materiales para el almacenamiento magnético de información.
Como es de suponer, para llevar a cabo estas investigaciones se requiere del uso de medios técnicos avanzados, por lo que además de hacer uso de los medios técnicos de los que dispone el ICMA y la Universidad de Zaragoza, como microscopía electrónica y caracterización magnética por SQUID, es fundamental también, la colaboración que el ICMA mantiene con otros centros internacionales, para hacer uso de grandes instalaciones: radiación de sincrotrón, neutrones y muones.
De Colombia a Aragón
Soy Ingeniera Física por la Universidad del Cauca, en Popayán, ciudad de la que provengo en Colombia, y ahora estoy haciendo el doctorado en física en el grupo ORBIMAT del ICMA. Aunque la Ingeniería Física es una carrera bastante nueva en mi país (justo este año cumple 15 años de haber acogido a sus primeros estudiantes) y con bastante proyección, en Colombia no es fácil conseguir apoyo para realizar un posgrado. Por ello es habitual que ya desde la carrera tratemos de entrar en contacto con la investigación, asistiendo a congresos, escuelas, etc., intentando así ser más competitivos y abrirnos puertas para cuando terminemos los estudios. Y así fue, como durante mis estudios asistí a una escuela en Argentina, otra más en México y realizó una estancia de dos meses en el Sincrotrón de Brasil.
Al finalizar la carrera, como muchos otros estudiantes colombianos, busqué oportunidades fuera de nuestro país. El grupo ORBIMAT llamó mi atención porque emplea las técnicas de radiación de sincrotrón para estudiar estructural y magnéticamente los materiales, y cuenta con una muy buena trayectoria investigadora en este campo. Aunque nunca había estado en España, de ésta me atraía el clima, no tan extremo como el de otros países de Europa, y la afinidad cultural. España siempre será nuestra madre patria. En España se ofertan becas para estudiantes iberoamericanos y en el grupo ORBIMAT me ayudaron y orientaron para conseguir una beca de doctorado.
Ahora ya llevo dos años y medio aquí y me encuentro muy a gusto en el grupo y el departamento en el que trabajo, tanto a nivel científico como humano. Como investigadora valoro mucho el acceso a equipos e instalaciones que tengo aquí y el apoyo que recibimos los investigadores. De España me gusta mucho su comida, y de Zaragoza en particular su tranquilidad. Tiene un tamaño medio, que te permite tener acceso a casi todo, moverte con facilidad por ella, y sin el estrés de las grandes ciudades que hay en Colombia.
Autor: Adriana Figueroa. Estudiante de Doctorado en Física. Becaria del ICMA a través del programa del CSIC, JAE- PreDoc.
Artículo publicado en la sección Aragón Investiga en Tercer Milenio, suplemento de Heraldo de Aragón.
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