Nombrevilla ha sido, y es, una localidad eminentemente agrícola y ganadera. Hasta mediados del siglo XX se explotaban canteras de yeso y de caliza para elaborar cal. También existen restos de neveras para hielo y de hornos para elaborar carbón de madera.
Nevera de Nombrevilla
Familia Castillo en la cosecha de verano. Hacia 1950
(Fotografía original propiedad de Soledad Castillo)
Un censo parroquial de 1897 arroja un censo de 269 habitantes. Probablemente esa época fue una de las de mayor densidad demográfica, que duraría hasta la emigración de mediados del siglo XX. En la actualidad apenas una decena de personas viven de continuo en Nombrevilla. Durante las fiestas de agosto se llegan a contabilizar más de 160 personas.
Entre los edificios más notables destacan: la iglesia parroquial de La Transfiguración, la ermita de San Antón y la de la Virgen del Rosario, así como tres peirones: el de San Roque, el del Pilar y el de la Valvanera.
En Nombrevilla es de destacar la exposición etnográfica particular de Manuel Fleta, que recoge y restaura objetos y herramientas en desuso de la localidad y de la comarca.